En la osmosis inversa, el agua pasa por una serie de filtros y una membrana que se encargan de filtrar sustancias contaminantes como los metales pesados, el exceso de sales y otros microorganismos. El resultado final de este proceso es la obtención de agua de gran calidad y sabor similar a la embotellada.
El funcionamiento de un sistema de osmosis inversa se basa en la integración de distintos tipos de filtro que, sumados a una membrana filtrante, componen un equipo de purificación de agua. A continuación te contamos qué es cada elemento y cómo debemos cuidarlos.
Tipos de filtros de ósmosis
El sistema de ósmosis inversa por sí solo no quita el cloro ni ablanda el agua, y por tanto se suelen utilizar filtros en combinación con carbón activado. El carbón activado también ayuda a remover más de 70 contaminantes adicionales, como pesticidas y metales pesados.
Existen dos tipos de filtros de ósmosis:
- Los filtros estándares. Se utilizan para las osmosis estándar o económica. Van dentro de unos receptáculos llamados vasos y son más económicos. Sin embargo, pueden llegar a ser poco higiénicos, ya que el agua no solo pasa por el filtro, sino también por el vaso. Por eso, el mantenimiento de la ósmosis es más complicado ya que se debería higienizar el vaso en cada cambio de filtros.
- Los filtros sellados. Se utilizan en los sistemas de ósmosis más modernos. Estos filtros son más higiénicos que los estándares y más fáciles de cambiar, ya que el agua sólo pasa por el cartucho y el mantenimiento es tan simple como cambiar el cartucho antiguo por uno nuevo.
Las máquinas de osmosis incorporan un total de cuatro filtros: tres para limpiar el agua antes de su paso por la membrana, los pre-filtros, y uno para filtrar de nuevo el agua que ya ha sido osmotizada, el post filtro:
- Pre-filtros de carbón activo: Las membranas son relativamente sensibles al cloro; por esta razón se utilizan dos filtros de carbón activo: uno para el cloro y otro para capturar otros sedimentos. La utilización de estos pre-filtros tiene varias ventajas: alarga la vida útil de la membrana, impide que se tapone con el cloro y otras sustancias y limpia el agua de sedimentos nocivos o que producen mal sabor.
- Post-filtro: También es de carbón y es el responsable de mejorar la calidad del agua, ya que está especialmente diseñado para mejorar el gusto y, en definitiva, dejar el agua en las mejores condiciones posible para el consumidor. Otra ventaja es la eliminación de cualquier residuo, impurezas y olores del depósito y de las conducciones. El material del post-filtro puede ser de carbón activado GAC (como los de pre-filtrado) o de carbón activado con plata. También existe la posibilidad de añadir un segundo post-filtro, con el objetivo de eliminar el posible sabor residual que pudiera resultar del paso del agua por la membrana de ósmosis, y regular el PH y mineralizar el agua.
- Mantenimiento de los filtros de ósmosis: El mantenimiento de estos filtros de agua es muy sencillo. Básicamente, cambia la membrana semipermeable y los distintos filtros de forma periódica para garantizar que el aparato funcione correctamente. Para ello, establece un calendario que te permita tener claro cuándo debes hacer los cambios de filtros.
¿Cada cuánto hay cambiar los filtros de ósmosis?
Puedes establecer una periodicidad dependiendo del filtro. Ten en cuenta que no se trata de un tiempo exacto, ya que dependerá de lo deteriorado que esté. Aun así, se establecen los períodos de sustitución siguientes:
- Los filtros de sedimento y los de carbón deben cambiarse anualmente.
- Si la membrana cuenta con un sistema de limpieza, se puede alargar la vida a 2 o 3 años.
- Si la membrana no cuenta con un sistema de limpieza, la deberemos cambiar cada año.
- En cuanto a los post-filtros, también se recomienda su sustitución anual.
Si tienes alguna duda sobre cuándo debes cambiar los filtros de tu sistema de ósmosis inversa o cómo puedes realizar un correcto mantenimiento de los mismos para alargar su vida útil, en Aigües Purificades te diremos cuándo cambiar los filtros de ósmosis inversa.